GRANDES MUJERES: CATALINA DE ARAGÓN

Este fin de semana, acabamos de ver la serie “Los Tudor” y nos ha fascinado el personaje de Catalina de Aragón. No hay nada como una Reina que lo pase mal para que me interese por ella y decida investigar sobre su vida.

Catalina de Aragón fue la última de los hijos de Los Reyes Católicos, por lo tanto su madre fue Isabel I de Castilla y su padre Fernando II de Aragón, así también fue hermana de Juana La Loca, cuñada de Felipe el Hermoso y tía de Carlos I de España y V de Alemania. (Toma árbol genealógico…) 

Vivió toda su niñez en Granada y fue educada con gran esmero por su madre La Reina de la cual heredaría además de su gran parecido físico, la inteligencia y un fuerte carácter

Con 15 años se acordó casarla con el heredero a la corona inglesa, el príncipe Arturo de tan solo 14 años. A su llegada a la corte inglesa todos quedaron impresionados con su elegancia y su preparación. 

A los pocos meses de su matrimonio, una peste que asolaba Inglaterra atacó a los príncipes de Gales: Catalina  que era más fuerte y sana sobrevivió pero el débil de Arturo murió convirtiendo a la joven Catalina a los 16 años en viuda y virgen (no se había consumado el matriomonio…. me encanta esta frase!) 

Para no perder la dote de Catalina, Enrique VII el rey de Inglaterra decidió comprometerla con su otro hijo, Enrique, que solo tenía 11 años. 

Al morir Enrique VII, tomó posesión su hijo con el nombre de Enrique VIII y después de obtener el permiso papal se casó con Catalina. Enrique que era muy guapo encandiló desde el primer momento a nuestra querida Catalina y ésta que aún no había conocido hombre se abandonó en sus brazos.

Llegaron a tener 6 hijos, de los cuales solo sobrevivió una niña llamada María, futura Reina de Inglaterra y de España. Al no tener descendencia masculina, Enrique VIII comenzó a pensar que todo era un castigo divino por haberse casado con la mujer de su hermano y que ésta no había llegado virgen al matrimonio. Catalina siempre lo desmintió. 

Poco a poco, Enrique VIII fue distanciándose de Catalina y comenzó a tener amantes, hasta que conoció a la zorra de Ana Bolena que era dama de compañía de la Reina Catalina. 

Ana, que era muy lista, no sucumbió a los brazos de Enrique y le hizo esperar y esperar hasta que abandonara a la Reina y se divorciara de ella. Enrique enloquecido de amor por Ana reclamó a las autoridades eclesiásticas que le concedieran el divorcio alegando que Catalina no había llegado virgen al matrimonio y que su unión era invalida. 

El papa que no quería ofender al emperador Carlos I de España (sobrino de Catalina) se negó a conceder esa anulación mientras Catalina no accediera a ella. 

Catalina, repudiada por el Rey se negó siempre a conceder el divorcio a Enrique, manteniéndose en sus trece de que ella era la única esposa del rey y la única Reina de Inglaterra. 

Enrique y Ana le hicieron la vida imposible: la alejaron del palacio real y se la amenazó con un juicio por alta traición a ella y a su hija pero Catalina nunca dio el brazo a torcer. 

Lo que pasó después ya todos lo sabéis, Enrique VIII rompió con la Iglesia Católica de Roma, se nombró cabeza visible de la Iglesia Anglicana, se casó con Ana Bolena, la mató, se caso con otras cuatro…. en fin un circo y un despropósito. 

Catalina murió al cabo de unos años, justo unos meses antes de que condenaran a Ana Bolena (que putada!) pero dejando constancia hasta el momento final de que ella era la única y verdadera Reina de Inglaterra y que su hija era la única heredera. 

En su lecho de muerte, se dice que exclamó: “Dios mío, perdónalo tú porque yo no puedo” 

Shakespeare diría de ella: “Reina de todas las reina y modelo de majestad femenina!”

La actriz Maria Doyle Kennedy en el papel de Catalina de Aragón de la serie Los Tudor